lunes, 29 de marzo de 2010

Desde Adentro

Yo me encontraba ahí, sentado… esperando mi golpe de gracia, ese que de por terminado mi agonía para poder así descansar en paz. No se que hora es, ni tampoco se que día. Uno cuando entra en pánico pierde la noción del tiempo y del espacio. Creo que el lugar es oscuro… o soy yo que tengo los ojos cerrados a causa del dolor. No lo se. Pero se que él esta ahí, observándome detenidamente, con su sangre fría, saboreando mi sufrimiento. Él es así, le gusta, lo disfruta. Todo un profesional. Yo estoy perdido, pero guardo todavía un poco de fuerza, quizás la fuerza me pueda salvar. El se mueve. Todo es frío, el sudor es intenso. Siento como de apoco rasguña mi estomago. Lo disfruta mucho, pero sin emitir sonidos, o tal vez no lo puedo oír a causa de mis gritos de dolor. Deseo la muerte. Un cuchillo se retuerce por todo mi vientre. No puedo parar de gritar. Se calmo. Su trabajo lo hace lento, le gusta, lo disfruta. Sigo un poco golpeado, se que esto todavía no termino. Mis palpitaciones son extremas y él las escucha. Tengo que pelear. Él se mueve otra vez. Siento como un puñal atraviesa todo mi cuerpo. Mis grito son espantosos, me dan miedo, pero la fuerza me va a salvar… me tiene que salvar. Un cuchillo tras otro, esta vez no hay descanso, es el final. Grito desesperado. Ya todo se termina. El dolor es demasiado, no encuentro palabras para definirlo. Una puntada más profunda que la otra. Se tiene que terminar ahora. Uso mi último hilo de fuerzas y me aferro a uno de los costados. Mis gritos son de guerra. Tengo que asustarlo… pero no lo logro. Él más y más fuerte. Un cuchillo tras otro. Mi furia es ensordecedora. Mi fuerza es latente, puedo con él, puedo con él… Argh!... Silencio y calma, todo es tranquilo. El dolor se transformo en placer. ¡Lo vencí! No puedo creerlo. El placer se desvanece de apoco y me hace esbozar una pequeña sonrisa. Me atrevo a abrir los ojos y efectivamente es de noche. Creo que afuera esta lloviendo. Busco algo para limpiar mis heridas y a la derecha encuentro un poco de papel, tal vez el agua sea mejor. Como puedo trato de levantarme, las piernas me tiemblan un poco, debe ser por los nervios de la batalla o la euforia de la victoria. Siento como la paz recorre mi cuerpo, de pies a cabeza. Se que él aun esta vivo y donde quiera que este, me va a estar esperando, y buscando su momento ideal para atacar. Nuestra guerra es eterna y sin paz. Suspiro, cierro los ojos y tiro la cadena. Regreso a la cama, miro el reloj y son las 4 am. Mañana es otro tedioso día laboral y espero que la caca no me vuelva a molestar.



by babu "...que duendero negro..."